Residence on Earth Page 20
y mascaras de confusa materia, rostros huecos
de pólvora perpetua, y los fantasmas
sin nombre, los oscuros
escondidos, los que nunca salieron
de su cama de escombros. Todos te esperan
para pasar la noche. Llenan los corredores
como algas corrompidas.
Son nuestros, fueron nuestra
carne, nuestra salud, nuestra
paz de herrerías, nuestro océano
de aire y pulmones. A través de ellos
las secas tierras florecían. Ahora, más allá de la tierra,
hechos substancia
destruida, materia asesinada, harina muerta,
te esperan en tu infierno.
Como el agudo espanto o el dolor se consumen,
ni espanto ni dolor te aguardan. Solo y
maldito seas,
solo y despierto seas entre todos los muertos,
y que la sangre caiga en ti como la lluvia,
y que un agonizante río de ojos cortados
te resbale y recorra mirándote sin término.
CANTO SOBRE UNAS RUINAS
Esto que fue creado y dominado,
esto que fue humedecido, usado, visto,
yace—pobre pañuelo—entre las olas
de tierra y negro azufre.
Como el botón o el pecho
se levantan al cielo, como la flor que sube
desde el hueso destruido, así las formas
del mundo aparecieron. Oh párpados,
oh columnas, oh escalas.
Oh profundas materias
agregadas y puras: cuánto hasta ser campanas!
cuánto hasta ser relojes! Aluminio
de azules proporciones, cemento
pegado al sueño de los seres!
El polvo se congrega,
la goma, el lodo, los objetos crecen
y las paredes se levantan
como parras de oscura piel humana.
Allí dentro en bianco, en cobre,
en fuego, en abandono, los papeles crecían,
el llanto abominable, las prescripciones
llevadas en la noche a la farmacia mientras
alguien con fiebre,
la seca sien mental, la puerta
que el hombre ha construido
para no abrir jamás.
Todo ha ido y caído
brutalmente marchito.
Utensilios heridos, telas
nocturnas, espuma sucia, orines justamente
vertidos, mejillas, vidrio, lana,
alcanfor, círculos de hilo y cuero, todo,
todo por una rueda vuelto al polvo,
al desorganizado sueño de los metales,
todo el perfume, todo lo fascinado,
todo reunido en nada, todo caído
para no nacer nunca.
Sed celeste, palomas
con cintura de harina: épocas
de polen y racimo, ved cómo
la madera se destroza
hasta llegar al luto: no hay raíces
para el hombre: todo descansa apenas
sobre un temblor de lluvia.
Ved cómo se ha podrido
la guitarra en la boca de la fragante novia:
ved cómo las palabras que tanto construyeron
ahora son exterminio: mirad sobre la cal y entre el
mármol deshecho
la huella—ya con musgos—del sollozo.
LA VICTORIA DE LAS ARMAS DEL PUEBLO
Mas, como el recuerdo de la tierra, como el pétreo
esplendor del metal y el silencio,
pueblo, patria y avena, es tu victoria.
Avanza tu bandera agujereada
como tu pecho sobre las cicatrices
de tiempo y tierra.
LOS GREMIOS EN EL FRENTE
Dónde están los mineros, dónde están
los que hacen el cordel, los que maduran
la suela, los que mandan la red?
Dónde están?
Dónde los que cantaban en lo alto
del edificio, escupiendo y jurando
sobre el cemento aéreo?
Dónde están los ferroviarios
voluntariosos y nocturnos?
Dónde está el gremio del abasto?
Con un fusil, con un fusil. Entre los
pardos latidos de la llanura,
mirando sobre los escombros.
Dirigiendo la bala al duro
enemigo como a las espinas,
como a las víboras, así.
De día y noche, en la ceniza
triste del alba, en la virtud
del mediodía calcinado.
TRIUNFO
Solemne es el triunfo del pueblo.
A su paso de gran victoria
la ciega patata y la uva
celeste brillan en la tierra.
PAISAJE DESPUÉS DE UNA BATALLA
Mordido espacio, tropa restregada
contra los cereales, herraduras
rotas, heladas entre escarcha y piedras,
áspera luna.
Luna de yegua herida, calcinada,
envuelta en agotadas espinas, amenazante, hundido
metal o hueso, ausencia, paño amargo,
humo de enterradores.
Detrás del agrio nimbo de nitratos,
de substancia en substancia, de agua en agua,
rápidos como trigo desgranado,
quemados y comidos.
Casual corteza suavemente suave,
negra ceniza ausente y esparcida,
ahora sólo frío sonoro, abominables
materiales de lluvia.
Guárdenlo mis rodillas enterrado
más que este fugitivo territorio,
agárrenlo mis párpados hasta nombrar y herir,
guarde mi sangre este sabor de sombra
para que no haya olvido.
ANTITANQUISTAS
Ramos todos de clásico nácar, aureolas
de mar y cielo, viento de laureles
para vosotros, encinares héroes,
antitanquistas.
Habéis sido en la nocturna boca
de la guerra
los ángeles del fuego, los temibles,
los hijos puros de la tierra.
Así estabais, sembrados
en los campos, oscuros, como siembra, tendidos
esperando. Y ante el huracanado hierro, en el pecho
del monstruo
habéis lanzado, no sólo un trozo pálido de explosivo,
sino vuestro profundo corazón humeante,
látigo destructivo y azul como la pólvora.
Os habéis levantado,
finos celestes contra las montañas
de la crueldad, hijos desnudos
de la tierra y la gloria.
Vosotros nunca visteis
antes sino la oliva, nunca sino las redes
llenas de escama y plata: vosotros agrupasteis
los instrumentos, la madera, el hierro
de las cosechas y de las construcciones:
en vuestras manos floreció la bella
granada forestal o la cebolla
matutina, y de pronto
estáis aquí cargados con relámpagos
apretando la gloria, estallando
de poderes furiosos,
solos y duros frente a las tinieblas.
La Libertad os recogió en las minas,
y pidió paz para vuestros arados:
la Libertad se levantó llorando
por los caminos, gritó en los corredores
de las casas: en las campiñas
su voz pasaba entre naranja y viento
llamando hombres de pecho maduro, y acudisteis,
y aquí estáis, preferidos
hijos de la victoria, muchas veces caídos, muchas veces
borradas vuestras manos, rotos los más ocultos cartílagos,
calladas
vuestras bocas, machacado
hasta la destrucci�
�n vuestro silencio:
pero surgís de pronto, en medio
del torbellino, otra vez, otros, toda
vuestra insondable, vuestra quemadora
raza de corazones y raíces.
MADRID (1937)
En esta hora recuerdo a todo y todos,
fibradamente, hundidamente en
las regiones que—sonido y pluma—
golpeando un poco, existen
más allá de la tierra, pero en la tierra. Hoy
comienza un nuevo invierno.
No hay en esa ciudad,
en donde está lo que amo,
no hay pan ni luz: un cristal frío cae
sobre secos geranios. De noche sueños negros
abiertos por obuses, como sangrientos bueyes:
nadie en el alba de las fortificaciones,
sino un carro quebrado: ya musgo, ya silencio de edades
en vez de golondrinas en las casas quemadas,
desangradas, vacías, con puertas hacia el cielo:
ya comienza el mercado a abrir sus pobres esmeraldas,
y las naranjas, el pescado,
cada día atraídos a través de la sangre,
se ofrecen a las manos de la hermana y la viuda.
Ciudad de luto, socavada, herida,
rota, golpeada, agujereada, llena
de sangre y vidrios rotos, ciudad sin noche, toda
noche y silencio y estampido y heroes,
ahora un nuevo invierno más desnudo y más solo,
ahora sin harina, sin pasos, con tu luna
de soldados.
A todo, a todos.
Sol pobre, sangre nuestra
perdida, corazón terrible
sacudido y llorado. Lágrimas como pesadas balas
han caído en tu oscura tierra haciendo sonido
de palomas que caen, mano que cierra
la muerte para siempre, sangre de cada día
y cada noche y cada semana y cada
mes. Sin hablar de vosotros, heroes dormidos
y despiertos, sin hablar de vosotros que hacéis temblar
el agua
y la tierra con vuestra voluntad insigne,
en esta hora escucho el tiempo en una calle,
alguien me habla, el invierno
llega de nuevo a los hoteles
en que he vivido,
todo es ciudad lo que escucho y distancia
rodeada por el fuego como por una espuma
de víboras, asaltada por una
agua de infierno.
Hace ya más de un año
que los enmascarados tocan tu humana orilla
y mueren al contacto de tu eléctrica sangre:
sacos de moros, sacos de traidores,
han rodado a tus pies de piedra: ni el humo ni la muerte
han conquistado tus muros ardiendo.
Entonces,
qué hay, entonces? Sí, son los del exterminio,
son los devoradores: te acechan, ciudad blanca,
el obispo de turbio testuz, los señoritos
fecales y feudales, el general en cuya mano
suenan treinta diner os: están contra tus muros
un cinturón de lluviosas beatas,
un escuadrón de embajadores pútridos
y un triste hipo de perros militares.
Loor a ti, loor en nube, en rayo,
en salud, en espadas,
frente sangrante cuyo hilo de sangre
reverbera en las piedras malheridas,
deslizamiento de dulzura dura,
clara cuna en relámpagos armada,
material ciudadela, aire de sangre
del que nacen abejas.
Hoy tú que vives, Juan,
hoy tú que miras, Pedro, concibes, duermes, comes:
hoy en la noche sin luz vigilando sin sueño
y sin reposo,
solos en el cemento, por la tierra cortada,
desde los enlutados alambres, al Sur, en medio, en torno,
sin cielo, sin misterio,
hombres como un collar de cordones defienden
la ciudad rodeada por las llamas: Madrid endurecida
por golpe astral, por conmoción del fuego:
tierra y vigilia en el alto silencio
de la victoria: sacudida
como una rosa rota: rodeada
de laurel infinito!
ODA SOLAR AL EJéRCITO DEL PUEBLO
Armas del pueblo! Aquí! La amenaza, el asedio
aún derraman la tierra mezclándola de muerte,
áspera de aguijones!
Salud, salud,
salud te dicen las madres del mundo,
las escuelas te dicen salud, los viejos carpinteros,
Ejército del Pueblo, te dicen salud, con las espigas,
la leche, las patatas, el limón, el laurel,
todo lo que es de la tierra y de la boca
del hombre.
Todo, como un collar
de manos, como una
cintura palpitante, como una obstinación de relámpagos,
todo a ti se prepara, todo hacia ti converge!
Día de hierro.
Azul fortificado!
Hermanos, adelante,
adelante por las tierras aradas,
adelante en la noche seca y sin sueño, delirante y raída,
adelante entre vides, pisando el color frío de las rocas,
salud, salud, seguid. Más cortantes que la voz del invierno,
más sensibles que el párpado, más seguros que la punta
del trueno,
puntuales como el rápido diamante, nuevamente marciales,
guerreros según el agua acerada de las tierras del centro,
según la flor y el vino, según el corazón
espiral de la tierra,
según las raíces de todas las hojas, de todas las mercaderías
fragantes de la tierra.
Salud, soldados, salud, barbechos rojos,
salud, tréboles duros, salud, pueblos parados
en la luz del relámpago, salud, salud, salud,
adelante, adelante, adelante, adelante,
sobre las minas, sobre los cementerios, frente al abominable
apetito de muerte, frente al erizado
terror de los traidores,
pueblo, pueblo eficaz, corazón y fusiles,
corazón y fusiles, adelante.
Fotógrafos, mineros, ferroviarios, hermanos
del carbon y la piedra, parientes del martillo,
bosque, fiesta de alegres disparos, adelante,
guerrilleros, mayores, sargentos, comisarios políticos,
aviadores del pueblo, combatientes nocturnos,
combatientes marinos, adelante:
frente a vosotros
no hay más que una mortal cadena, un agujero
de podridos pescados: adelante!
no hay allí sino muertos moribundos,
pantanos de terrible pus sangrienta,
no hay enemigos; adelante, España,
adelante, campanas populares,
adelante, regiones de manzana,
adelante, estandartes cereales,
adelante, mayúsculos del fuego,
porque en la lucha, en la ola, en la pradera,
en la montaña, en el crepúsculo cargado de acre aroma,
lleváis un nacimiento de permanencia, un hilo
de difícil dureza.
Mientras tanto,
raíz y guirnalda suben del silencio
para esperar la mineral victoria:
cada instrumento, cada rueda roja,
cada mango de sierra o penacho de arado,
cada extracción del suelo, cada temblor de sangre
quiere seguir tus pasos, Ejército del Pueblo:
tu luz organizada llega a los pobres hombres
olvidados, tu definida estrella
clava sus roncos rayos en la muerte
y establece los nuevos ojos de la esperanza.
IV SPAIN
IN OUR HEARTS
INVOCATION
To begin, pause over the pure
and cleft rose, pause over the source
of sky and air and earth, the will of a song
with explosions, the desire
of an immense song, of a metal that will gather
war and naked blood.
Spain, water glass, not diadem,
but yes crushed stone, militant tenderness
of wheat, hide and burning animal.
BOMBARDMENT/CURSE
Tomorrow, today, in your steps
a silence, an astonishment of hopes
like a major air: a light, a moon,
a worn-out moon, a moon from hand to hand,
from bell to bell!
Natal mother, fist
of hardened oats,
dry
and bloody planet of heroes!
Who? by roads, who,
who, who? in shadows, in blood, who?
in a flash, who,
who? Ashes
fall, fall,
iron
and stone and death and weeping and flames,
who, who, mother, who, where?
Furrowed motherland, I swear that in your ashes
you will be born like a flower of eternal water,
I swear that from your mouth of thirst will come to the air
the petals of bread, the spilt
inaugurated flower. Cursed,
cursed, cursed be those who with ax and serpent
came to your earthly arena, cursed those
who waited for this day to open the door
of the dwelling to the Moor and the bandit:
what have you achieved? Bring, bring the lamp,
see the soaked earth, see the blackened little bone
eaten by the flames, the garment
of murdered Spain.
SPAIN POOR THROUGH THE FAULT OF THE RICH
Cursed be those who one day
did not look, cursed cursed blind,
those who offered the solemn fatherland
not bread but tears, cursed
sullied uniforms and cassocks
of sour, stinking dogs of cave and grave.
Poverty was throughout Spain
like horses filled with smoke,
like stones fallen from the